jueves, 17 de diciembre de 2009

Gricel



Buenos Aires, 1935

El compositor de tango José María Contursi conoce a una muchacha de nombre Gricel.

Ella tiene dieciséis años, vive en Córdoba, en el interior de Argentina y pasa sus días entre los concursos de belleza, las clases de piano y, algo atípico para la época, el trabajo en una gasolinera.

Contursi, tiene veinticuatro años, es un compositor en ascenso que trabaja como locutor de radio, está casado y tiene una hija.

Haciendo frente a distancias y diferencias, Contursi y Gricel se enamoran. El viaja varias veces a Córdoba, en donde mantienen un apasionado y prolongado romance hasta que un día, en forma repentina, Contursi decide dejar a Gricel, olvidarla para siempre y volver a Buenos Aires con su mujer y su familia.

Con el tiempo, Contursi descubre que el olvido es imposible. Se obsesiona con el recuerdo de su amada, y de allí en más, en cada uno de sus tangos (entre ellos el arquetípico “Gricel”), se vislumbra el desengaño, la desdicha y la imposibilidad de amar.

Treinta años más tarde, Contursi y Gricel vuelven a encontrarse y a enamorarse. Prácticamente sobre el final de sus vidas, con boda, convivencia y una aparente felicidad, logran conformar los últimos capítulos de una historia de amor extraordinaria.


Buenos Aires, 2009

Manuel es un cantante lírico que se propone realizar una ópera que narre la historia de amor entre Gricel y Contursi.

Con este fin, comienza entonces una investigación personal sobre los hechos. Escuchando los tangos de Contursi, revisando viejos archivos, entrevistando a quienes conocieron a la pareja, visitando los lugares en donde sucedieron los hechos o en donde viven los descendientes de los protagonistas.

Tras los lejanos rastros de esta historia, nuestro protagonista emprende reiterados viajes entre Buenos Aires y Córdoba. Producto del azar o del destino, Manuel conoce aquel pequeño pueblo cordobés en donde transcurrió la historia, pero parece consciente o inconscientemente, haberlo olvidado. Nuestro viajero errante, ve todo con un profundo aire de extrañamiento.

A partir de su olvido, indagará en los recuerdos de los otros, a veces nítidos, a veces brumosos por paso del tiempo. Poco a poco, armará un complejo rompecabezas que une recuerdo, olvido, historia y mito.

El largometraje “Gricel” adquiere la forma de una ópera documental. Por lo tanto, no habrá una narración en off, sino que el eje central del relato estará dado a través de versos cantados por Manuel, compuestos especialmente para la película e interpretados por una orquesta con base de tango.

Una obertura, tres actos y un epílogo, estructurarán el relato a partir de diversas arias, concertatos y canciones que articularán cada uno de los diversos elementos puramente documentales de la película: las entrevistas, los viajes y el archivo


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